Tuesday, August 14, 2012

Marcha minera masiva en Quibdó, 10 de agosto del 2012


(Por fin, tengo una traducción al español de una de mis entradas sobre el "paro minero" en Quibdó el 1 de agosto. Agradezco mucho a mi querido hermano Ricardo Ávila, que hizo la traducción desde Santiago de Chile. Cambié unos palabras a sus equivalentes acá. Y hice la traducción de la actualización, así que me responsabilizo por los errores en ella. En la entrada, la versión en inglés, se encuentran unas fotos de la marcha.)



Quibdó, 01 de agosto 2012

Una masiva marcha de mineros y sus partidarios había sido llamada a las 8 de la mañana de hoy, 1 de agosto, partiendo de la catedral en el centro de la ciudad. Yo sabía muy bien que nada empezaría a las 8 AM, pero, a pesar de mucho intentarlo, no pude superar mi impulso gringo de llegar a tiempo, así que salí de la casa alrededor de las 07:20, antes de lo necesario para llegar allí a las 8.

Desde la casa donde me estoy quedando, uno camina por una calle sin pavimentar, siempre muy calmada y tranquila, para llegar a la calle principal. Por lo general, a esta hora la calle principal está muy ocupada: busetas, taxis, coches privados, y muchos "rapimotos", motocicletas que sirven como taxis, haciendo un ruido enorme, y mucha gente en las calles y en las tiendas.

Pero esta mañana, la calle estaba tranquila, había unos pocos vehículos, pero no muchos. Las tiendas estaban cerradas, y unas cuantas personas estaban tratando de llegar al centro. No tenía sentido esperar la buseta, como sería lo normal, ¿quién sabe cuándo podría pasar? Así es que me subí a un rapi. Hoy, estaban cobrando 2.000 pesos en lugar del normal 1000, aprovechándose de la situación. (Cerca de $ 1,10 USD en lugar de alrededor de 0,55 dólares). Es increíble cómo se adapta uno a la situación y comienza a resentir los mil pesos adicionales.

Un paro tiene sus ventajas, tengo que admitir que disfruté de la relativa tranquilidad y calma en las calles, durante los 15 a 20 minutos de trayecto hasta el centro.

Cuando llegamos al centro, las calles estaban igualmente tranquilas y las tiendas cerradas. Incluso donde la gente se agolpa, en una de las calles principales, por las ventas de verduras, frutas, queso, pollos, pescados desde carretas y mesas, sólo se veía unas pocas personas. Algunas de las cafeterías y restaurantes estaban abiertos, esperando (me imagino) un buen negocio. Era un poco extraño, preocupante, en realidad. La única vez que, en mi vida, había visto Quibdó así, fue el primero de enero.

Con una diferencia: en la costanera del río, y el Malecón, la gente estaba empezando a juntarse, por cientos. El estado de ánimo de la gente era alegre: comprando bocadillos de los vendedores, poniéndose camisetas que identifican de dónde eran, y conversando. Después de dar una vuelta, tomar algunas fotos y mirar alrededor, me encontré con un amigo. Humberto ha sido un activista de base durante muchos años. Él viene de una familia minera y en el pasado me ha contado mucho acerca de las prácticas tradicionales.

- Humberto, ¿de dónde saldrá la marcha?

- De aquí, de la catedral. No es lo usual.

- Y, ¿a qué hora?

- A las ocho ...

- Pero no hay mucha gente por aquí ...

- No, pero están llegando, ya verás.

Después de que nos separamos, miré la hora – eran casi las 8:15, así es que estaba claro que no se iba a cumplir con la salida a las 8 de la mañana.

Cerca de las 9, llegó un camión con el desayuno para las comunidades. Empezó a descargar, y la gente comenzó a formarse para conseguir su comida. Me di cuenta de que teníamos bastante tiempo, así es que me fui a visitar a unos amigos.

No comprobé la hora, pero en algún momento entre las 10 y las 10:30, comenzó la marcha. Y Humberto estaba en lo cierto - ¡era enorme! Había miles de personas. No tengo ni idea de cuántos, pero se extendía por cuadras, de verdad llenas de gente.

Los manifestantes se organizaban principalmente por sus comunidades. Muchos habían venido de todas partes de El Chocó – de las zonas mineras tradicionales de la parte sur del departamento, pero la mayoría eran de las comunidades del Río Atrato, e incluso algunos de los barrios de Quibdó. Y la mayoría de la gente, la gran mayoría, eran barequeros, gente que trabaja en la minería artesanal ya sea en los pozos abiertos por las retros, o en los ríos y quebradas.

Esto, inevitablemente, vuelve a plantear la cuestión de la relación entre los barequeros y los dueños de las retros. Es evidente que mucha gente se identifica con esos señores. Hasta donde alcanzo a entender, la cuenta va así: cuando buscamos en los ríos, encontramos muy poco, con un gran esfuerzo físico (muchas veces parados con el agua hasta el muslo o la cintura por horas). Cuando estas máquinas abren un nuevo hueco, si nos dejan entrar, mientras las máquinas están funcionando – podemos encontrar más oro con un poco menos de esfuerzo. Y una vez que las máquinas se van, podemos rebuscar en los huecos todo lo que queramos.

Los dueños de las máquinas son astutos - algunos permiten a la gente trabajar en los huecos, incluso cuando aún están allí, y todos, al irse, "invitan" a la gente a buscar en los huecos. Mucha gente ve esto como una oferta de un buen trabajo. Pero tiene algunos problemas - incluyendo las distorsiones sociales de convertir a la gente en mineros a tiempo completo, dejando atrás muchas otras actividades más productivas.

Antes de que comenzara la marcha, entré en conversación con un par de hombres que no conocía. Me preguntaron si yo era periodista, y les expliqué mi forma de trabajar. También dejé salir todos mis sentimientos negativos acerca de las empresas mineras multinacionales, lo cual no perjudicaba la relación. Entonces les pregunté por su trabajo. El único hombre que estaba realmente hablando conmigo me explicó que es un operador de retro (trabajador, no dueño), y estaba muy orgulloso de los beneficios económicos de los huecos para las comunidades:

- En primer lugar, le damos empleo directo a algunas personas.

- ¿Cuántas personas trabajan en un hueco típico, digamos, con dos retros?

- Entre 17 y 20, incluyendo los operadores, manguereros, trabajadores de mantenimiento, personal de apoyo y los cocineros. Son tantos, ya que trabajan por turnos. Y luego está el empleo indirecto. Hasta unas 500 personas pueden trabajar como barequeros en una mina. Tienen que ver la manera de arreglárselas, quién se pone a trabajar en cada lugar, pero ese es su problema.

Así que para este hombre, las máquinas crean muchos puestos de trabajo indirectos. Creo que su 500 es una exageración. En las minas que he visto, había más bien unas 100 a 200 personas trabajando, pero la idea es que son una fuente de empleo para mucha gente. No creo que la interpretación sea ridícula o loca. Pero yo creo que está equivocada, por un par de razones:

En primer lugar, sugiere que las personas que trabajan de esta manera en los huecos de otro modo no tendrían ocupación productiva. Eso es un error para muchas de las personas, que-como señalé ayer, a menudo abandonan vidas que son al menos tan ricas, para dedicarse al bareque en los huecos. De hecho, ha habido ejemplos de pueblos enteros que se trasladan a los huecos, dejando atrás los cultivos, la escuela (ya que se llevan a los niños), la estación de la salud y la capilla si es que existen, y más; a veces para esperar los días en que los dueños digan que pueden entrar a los pozos a trabajar. Viven en aldeas transitorias al borde de los huecos, a menudo sin hacer nada.

Le pregunté a la gente en un pueblo cómo comen cuando no pueden entrar a la mina. "¡Oh, los dueños de las máquinas tienen una tienda aquí y nos venden comida a crédito." A veces, las personas sólo logran encontrar el oro suficiente para pagar sus deudas.

En segundo lugar, a pesar de sus esperanzas, la gente no encuentran mucho oro, especialmente en los huecos abandonados (después de todo, las máquinas se van por alguna razón). Hace unos años, me hice amigo de una pareja de cuñados que compraban oro de los barequeros en una ciudad junto al río Andágueda. Eran considerados, por los mineros,  como más honestos que los otros compradores en el pueblo, y más generosos al pagar. (Esto fue durante el comienzo de la subida de los precios del oro, y empecé a comprender parte de su actitud amistosa se debía a que querían que yo fuera su agente en los EE.UU. ...). Un día le pregunté a uno de ellos, si las personas que trabajan en los huecos podrían salir de la pobreza buscando oro. "Jamás en sus vidas", dijo. "Nosotros estamos ganando mucho, pero ellos no pueden encontrar suficiente oro para eso."

Sin embargo, muchas personas se identifican con los "pequeños mineros", o sienten que su futuro está con ellos. Y como un amigo activista me señaló – “no importa que se les haya pagado a la gente para venir a la marcha desde las comunidades, o que hayan sido amenazados, o que sólo les haya parecido algo así. Lo más relevante es que los mineros fueron capaces de movilizar a tanta gente."

Bueno, de vuelta a la marcha. Aunque ha habido una cierta ansiedad sobre lo que podría suceder, la marcha, aunque muy grande, fue bien ordenada, totalmente pacífica. Como a las 13:00, todo el mundo había regresado a la catedral, y la marcha se había dispersado, aunque muchas personas simplemente se quedaron por ahí por el resto del día.

La marcha estuvo muy bien organizada. Las federaciones de mineros proporcionaron alimentos, organizaron las delegaciones, incluso pusieron grandes mantas que cruzaban el camino, diciendo de donde era cada grupo. Hubo algunos aspectos divertidos en esto, por ejemplo, algunas banderas decían "la Salud (implicando las instituciones de salud o trabajadores) apoyan el paro", y "La educación (es decir, las escuelas y maestros) apoyan el paro". Pero era evidente que quienes llevaban estas pancartas no eran trabajadores de la salud o los maestros, sino los trabajadores de las minas o barequeros. La verdad es que la mayoría de las personas que no están directamente relacionados con el tema se mantuvieron a distancia, y en general a puertas cerradas, por lo que resultó ser temores exagerados.


Después de que la marcha terminó, volví a casa para transferir imágenes y comer algo de almuerzo. Cuando nos acercamos a la casa, el rapimotero me preguntó cómo iba el paro. Nos metimos en una conversación acerca de la minería, la que continuó al llegar a casa:

- Yo vengo de gente minera, en Condoto (una zona minera importante en el sur de Chocó). Mi padre era minero. Trabajó y planificó, compró una propiedad, tenía todo preparado, todo se veía muy bien. Entonces, vinieron esos tipos y le tomaron su tierra.

- Sin embargo, "esos tipos" no eran transnacionales, ¿no están haciendo eso todavía?

- No, los hombres con las máquinas. Esos tipos... se van a ver afectados por las transnacionales, pero eso no es excusa para su forma de actuar.

Lo cual muestra, por supuesto, la contradicción en el corazón de la actual solidaridad con estos "pequeños mineros": hay que oponerse a la llegada de las transnacionales, pero es difícil defender a estos tipos, después de todo lo que han hecho.

Más tarde - 2 de agosto:

Por la mañana del jueves, había vuelto la normalidad, hubo un anuncio en la radio, ayer por la tarde, que las federaciones de mineros estarán negociando con el gobierno y el paro se había levantado. Eso es bueno para todos, creo.

Pero sigue habiendo un problema grave, incluso antes de hacer frente a las transnacionales. Está bien que el gobierno y los mineros estén negociando - pero si las comunidades, las federaciones, las organizaciones no están invitadas a la mesa, no hay manera de tratar los temas, como el daño al medio ambiente, la violación de los derechos especiales de las comunidades afro e indígenas en la legislación colombiana, y otros - que genera el sistema actual.

Y al final, me preocupa, aunque todos los mineros, las comunidades, los activistas se puedan unir y formar un frente común, ¿podrán levantar una resistencia eficaz ante el enorme poder y los recursos del Estado colombiano y las empresas transnacionales, y en la era de los Tratados de Libre Comercio?.

Tanto a corto plazo, como hacia el futuro, queda todavía mucho que ver.

ACTUALIZACION:

Después de escribir esta entrada, aprendí unos detalles adicionales sobre el acuerdo entre el gobierno nacional y los mineros que permitió que estos tuviera la confianza que podían levantar el paro. Entre los puntos del acuerdo figuran:

  1. Dentro de quince días se conformará un grupo de trabajo permanente sobre la minería, liderado por la directora de la Agencia Nacional Minera, el cual desarrollará los requisitos y procedimientos para adelantar el proceso de otorgar estatus formal a los mineros pequeños del Chocó. Esto responde a una demanda clave de los mineros, que no les consideren ilegales. Y tratarlos de ilegales ha sido una parte de la estrategia del gobierno para remplazarlos con las transnacionales, así que parece una conexión importante de parte del gobierno.

Lo bueno es que aparentemente unas federaciones de comunidades afectadas tendrán lugar en esta mesa.

La primera reunión de la mesa fue programada por el 15 de agosto, pero el 14 nos dimos cuenta que se había aplazado por ocho días más.

  1. La Agencia Minera creerá una oficinal regional acá para atender las solicitudes de títulos mineros, y por ajustes en el código minero, el gobierno tendrá un canon distinto para zonas mineras en las comunidades indígenas y afros. Es posible que esto sea una respuesta a las muchas denuncias de proyectos mineros que empiecen sin una consulta previa seria con las comunidades, y a veces incluso con documentos falsificados.

  1. Se desarrollará un plan piloto para formalizar las actividades mineras en El Chocó, y el gobierno revisará la legalidad de los títulos mineros que han sido otorgados.

  1. El gobierno agregará un artículo en el Código de Minas que facilitará las actividades de los mineros “pequeños” que se encuentran dentro del proceso de formalización, incluyendo mecanismos de seguridad y protección para garantizar su desarrollo.

Estos acuerdos parecen ser una victoria real para los mineros “pequeños”. Desde luego, los gobiernos colombianos, y particularmente los de los últimos dos presidentes, Uribe y Santos, no se han caracterizado por su preocupación por las necesidades de gente como los mineros pequeños, los negociantes pequeños en general, y la gente de la base. Será importante ver como en realidad implementan sus acuerdos.

Desafortunadamente, sus obligaciones bajo TLC/FTA hará demasiado fácil que estos acuerdos terminen siendo débil in su implementación.
Y será importante ver que tan inclusive sea la conformación del grupo permanente de trabajo, y quién será incluido en la mesa de negociaciones.

Lo que siempre me parece cierto es que el poder de las transnacionales y sus aliados en el gobierno nacional es muy grande. Y que para el Pacífico colombiano, así como para países como Colombia, Perú, Bolivia, Chile, Brasil, El Salvador, Guatemala, y muchos más, y aún más en el África y el Asia, y desde luego incluso en EEUU, nuestros futuros están en “veremos” mientras las industrias extractivas (minera, petrolera, maderera), parecen cada vez ser una amenaza más grande a nuestras culturas, a nuestros arreglos sociales, y a nuestro planeta.



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